domingo, 2 de septiembre de 2012

Tres moralejas


En un helado invierno, un gorrión pasó dos noches a la intemperie con el único abrigo que le proporcionaba la rama de un árbol.
Convencido de que no podría sobrevivir una tercera noche en esas condiciones, abandonó el árbol en busca de un refugio mejor.
Mientras volaba sintió como se le congelaban las alas, hasta que finalmente se le congelaron del todo y cayó al suelo pensando que esa noche acabaría su vida.
Rezando en el suelo por una muerte rápida, de repente sintió que era cubierto por un abrigo caliente, y cuando abrió los ojos vio que una vaca había estercolado generosamente sobre él. El nuevo soplo de vida y el supremo confort lo hicieron muy feliz, así que comenzó a cantar.Un gato que pasaba por allí oyó los gorgojos, localizó la boñiga y cuidadosamente removió los excrementos para descubrir al pequeño gorrión, el cual comió rápidamente.
Hay tres moralejas en esta historia:
1. Si alguien te baña de excremento, no es necesariamente tu enemigo...
2. Si alguien te saca del excremento, no es necesariamente tu amigo...
3. Si estás con el excremento hasta el cuello pero feliz, mantén la boca cerrada...

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